Voy y vuelvo

Por estos días me puse a pensar por qué los bogotanos tenemos fama de frívolos, poco alegres, engreídos y hasta malgeniados. Aunque puede haber algo de cada cosa en nuestros genes, la verdad es que me parecen calificativos injustos. Por experiencia sé que a(...)

Desde hace un mes llegó a casa Max, un labrador de tres meses, negro azabache, juguetón y de mirada entre pícara y condescendiente, como la del ‘gato con botas’ de la película Shreck.   He intentado en dos oportunidades pasadas que las mascotas se vuelvan(...)

La advertencia de la alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, la ‘Mariamulata’, de multar a la gente que no mantenga limpias y bien presentadas las fachadas de sus viviendas en el centro histórico de la ciudad, es una decisión impopular pero valiente. Ya hay(...)

 No fui al Mundial de Sudáfrica. Me quedé en la ciudad viendo los partidos que el capricho de la hora, del trabajo y del tráfico me permiten. Y ni así se redujeron los trancones. Siempre me pierdo los primeros minutos por culpa de un atasco. Dichosos los que han podido(...)

Quién no quiere tener buena casa, buen carro, poder viajar, comprar una finca y enviar a los hijos a los mejores colegios y universidades. Todos deseamos que ellos no sufran las mismas carencias de sus padres. Con el metro pasa lo mismo. ¿Quién no quiere metro? Nos codea con(...)

En estos últimos días he descubierto que los bogotanos, con una pequeña dósis de conciencia y de alerta ciudadana, acompañan causas que contribuirían enormemente a mejorar nuestra calidad de vida en la capital. Los ejemplos son simples: si dejo aunque sea por un momento las(...)

Su colega de gabinete, Néstor Eugenio Ramírez, director del IDU y quien tiene que velar por que los trabajos se hagan, le contó a la ciudad cómo van las obras y qué hace falta para terminarlas. Ambos tienen razón en sus diagnósticos y preocupaciones. Los dos hacen parte de(...)