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Sinceramente nunca me imaginé en mi infancia que el Atari y la consola gris de Nintendo, artilugios con los que jugaba junto con mi primo Daniel, una que otra tarde después del colegio, cuando no estaba ayudando en la tienda de paños a mi papá, serían los primeros pasos de un movimiento inmenso en donde millones de personas alrededor del mundo se conectarían virtualmente para jugar o para ser observadores de historias y personajes alucinantes. Y es que, para quienes aún no han caído en cuenta, y siguen imaginándose que el mundo gamer es Pac-Man, quiero contarles que desde hace por lo menos dos décadas, los video juegos dejaron de ser un pasatiempo para niños y adolescentes, y se convirtieron en un movimiento social y cultural dinamizado por torneos internacionales, ligas y equipos, si, así como lo oyen como las de fútbol, fortalecido además por inversiones millonarias en patrocinios y marketing.

Y es que las cifras del gaming hoy, impulsadas por la temporada de pandemia, no tienen nada que envidiarle a las finales del Super Bowl. Así lo demostró la cifra de visualizaciones en vivo de uno de los torneos más grandes del mundo del gaming llamado League of Legends, en donde además, la innovación y la creatividad sobrepasan las expectativas. Este juego, en particular ha alcanzado hasta ocho millones de jugadores en simultánea.

Desde 2015 el número de torneos de videojuegos alrededor del mundo ha estado por encima de los 4.000, teniendo un crecimiento exponencial y constante desde hace más de una década cuando estos eventos se contaban en centenas. Según Microsoft hay 2.800 millones de gamers en el mundo y esta cifra sigue en constante crecimiento. Ya no solo es un pasatiempo como lo mencionábamos, es también una forma de interacción global fundamental en escenarios de división y conflictos.

Aunque para algunos parezca increíble que los video juegos representen hoy en día una movilización cultural que amarra bajo un mismo interés a personas en cada rincón del planeta, la realidad es que no podemos ser ajenos a la importancia que tienen los gamers y sus seguidores para la gestión del marketing.

Según el informe “Global Ad Spend Forecast 2023-2026” de WARC (World Advertising Research Center), la inversión publicitaria global en videojuegos alcanzará los 9.600 millones de dólares en 2024, un crecimiento del 13,7% con respecto a 2023. Estas cifras representan un crecimiento significativo de más del 3.000% en los últimos 5 años. Por lo tanto, la integración de unidades estratégicas de gaming en las compañías de marketing y publicidad no solo ofrece una vía creativa y efectiva para llegar a los consumidores, sino que es una fuente de nuevos ingresos. En ese sentido, las empresas que adoptan esta tendencia tienen más oportunidades de establecer relaciones sólidas con sus audiencias, especialmente cuando demuestran un interés genuino, constante e innovador en este ecosistema.

Muchos ya dieron sus primeros pasos creando una unidad de gaming en sus agencias. Pero ¿y ahora qué? ¿cómo potenciar los recursos creativos y nuestra población gamer de Latinoamérica y encontrar el nicho ideal para los anunciantes de la región? En eso estamos y la partida ya comenzó. ¡Qué gane el mejor!

 

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