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¡Ah, si nos fuera dado el poder de vernos como nos ven los demás! De cuántos disparates y necedades nos veríamos libres.

Robert Burns

 

El tiempo vuela. Cuatro años se van en un santiamén. Y en un abrir y cerrar de ojos estaremos en una nueva campaña por la presidencia y el congreso. Se harán las consultas para escoger candidatos a la presidencia y los partidos escogerán sus listas para senado y cámara. Será la hora de la verdad. Vendrán las alianzas. Algunos que en este momento son “amigos”, se convertirán en los peores enemigos.

No sabemos si Twitter y Tik Tok estén de moda todavía, o haya un nuevo medio o herramienta tecnológica en donde los ataques, el lenguaje vulgar, la revelación de supuestos delitos cometidos por los candidatos con mayor favorabilidad, según las encuestas, estarán a la orden del día.

Por lo que se ve hoy, ya hay algunos candidatos que parecen fijos con o sin consulta. Entre ellos aparece la actual senadora por el Centro Democrático, María Fernanda Cabal, quien está mostrando unas ganas locas por ser la primera mujer que llega a la presidencia de Colombia. Sin embargo, pienso que todo lo que está haciendo, la aleja cada vez más de la Casa de Nariño: no tiene debates de altura (al estilo de Petro y Robledo en el pasado); su actuación en el congreso carece de proyectos reconocidos, sobre todo en la actualidad; trata de levantar a la fuerza pública contra la institucionalidad, utilizando un lenguaje incendiario que sólo busca el odio de clases y estamentos. Su presente se circunscribe a lanzar trinos impropios de una mujer que se supone educada. Su discurso es la ofensa permanente hacia lo que ella llama izquierda. Su aliado es Polo Polo, quien no durará mucho en el congreso. Hace encuestas infantiles en Twitter. Al paso que va, volverá a perder la consulta de su partido. Esta vez con Uribe, pero no el expresidente, sino el delfincito que están catapultando y al que, se cree, que se le podrá manejar por parte de su jefe político.

Como van las cosas, tendrá que hacer la consulta con otro que tampoco llegará a la presidencia nunca: Enrique Gómez, un político que al igual que Germán Vargas Lleras parece que la presidencia les será esquiva eternamente.

Además, tendrá que enfrentarse, probablemente, al fiscal Barbosa, quien también parece tenerle ganas al cargo.

De las demás fuerzas, hay que ver cómo termina el Pacto Histórico su presidencia, qué movidas hace Roy Barreras, cómo termina Claudia López su alcaldía. Y un nuevo round de Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo.

Esperemos que sea Colombia la que gane en el presente y siga así en el futuro. El nombre es lo de menos.

¡Es menester!

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