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Desde hace algunos meses he venido escribiendo sobre el tema del momento en Colombia: la elección de un nuevo presidente para este país, tristemente olvidado, ojalá no por Dios. Veo un panorama desolador, al que han dejado en la ruina la mayoría de gobiernos de los últimos 70 u 80 años. Pero nosotros somos los responsables de nuestro destino, porque no vemos más allá de nuestros propios intereses.

Colombia nunca cambiará, mientras los que tengamos un empleo promedio, una micro o mediana empresa que nos dé para comer y medio vivir acomodados, no analicemos qué es lo que le conviene a todos en conjunto. Mientras traguemos entero, mientras el  llamado “Cuarto poder” no sea analítico y se dé cuenta que hay muchos comunicadores que han tenido que tomar otros destinos porque los puestos bien pagos y con todas las comodidades los tienen unos pocos, que hacen campañas abiertamente a candidato; vaya usted a saber por qué  razón.

En nuestro país, hay periodistas que no disimulan el odio que sienten y transmiten a sus receptores, vía radio, televisión, prensa escrita y redes sociales, sin dimensionar el peligro que pueden ocasionar al sujeto a quien toman como objeto de su odio. No es un secreto que periodistas como Néstor Morales, Felipe Zuleta, de Blu Radio; Vicky Dávila, de Semana, Mauricio Reina, de Red+ y Óscar Montes, de El Heraldo han montado una campaña sucia hacia un candidato, sin explicarle a sus receptores cuáles son las razones, qué es lo malo y qué es lo bueno que tiene ese aspirante a la presidencia. Tampoco explican lo del otro candidato, que por obra y gracia de la cantidad de votos que obtuvo en la consulta de marzo, los cuales les fueron endosados sin convicción, ni él mismo sabe cómo, lo convirtieron en el próximo presidente que pasará a la historia de Colombia como uno más de los que llegó al poder, desconociendo la realidad del país y con una frustración más para la nación.

Es poco el periodismo que cumple con una de sus características: la objetividad; a la cual, se le debe agregar la imparcialidad, por lo menos en su actividad profesional. Así mismo, esa labor pedagógica que intrínsecamente deben cumplir los comunicadores.

Finalmente, sería bueno que también hicieran a un lado esa prepotencia que muestran algunos, que cuando entrevistan a alguien lo acorralan y quieren que el entrevistado “caiga”, para sentir la satisfacción que siente un león al acabar con su presa. Yo me pregunto: ¿por qué uno de estos periodistas no se lanza a la presidencia y demuestra todo lo que dice desde su medio de comunicación?.

Colombia necesita que todos la echemos hacia adelante, que veamos cuáles son los problemas que más la aquejan y ayudemos a superarlos. Dejemos a un lado los intereses personales y mostremos virtudes y defectos de todos los candidatos y que se escoja al mejor. Es por nuestros hijos, nuestros nietos y las posteriores generaciones.

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